Cómo hacer que las comidas sean más fáciles (y divertidas) para tu hijo
A partir de los 2 o 3 años, la hora de la comida puede convertirse en un verdadero desafío. Entre la exploración de sabores, los cambios de humor y la independencia que empieza a florecer, muchos padres se sienten frustrados o preocupados. Pero con un poco de creatividad y paciencia, es posible transformar ese momento en una experiencia positiva.
Una buena idea es involucrar a tu hijo en la preparación de los alimentos. Dejar que te ayude a lavar frutas o elegir qué comer le da una sensación de control y hace que esté más dispuesto a probar nuevos sabores. También es importante contar con utensilios adaptados a su tamaño: platos antideslizantes, cubiertos ergonómicos y vasos fáciles de agarrar hacen que se sientan más seguros e independientes.
Convertir la comida en un momento de juego o historia también puede ayudar. Un brócoli puede ser un árbol en una selva de arroz, y una fresa, el tesoro de un pequeño explorador. Con un poco de imaginación, la mesa se convierte en un lugar divertido, no en una batalla.

Lo importante es no presionar ni castigar: el vínculo con la comida se construye con calma, constancia y mucho cariño.